Chalena Vásquez, 1950-2016.
Semblanza por Julio Mendívil

Con la inesperada partida de Rosa Elena Vásquez, el Perú ha perdido una de las figuras centrales de los estudios musicológicos y la rama latinoamericana de la IASPM una de sus miembros más renombrados. Pianista, compositora, cantante, promotora cultural, musicóloga, luchadora social infatigable, influyó con su quehacer décadas de producción musical en el Perú y América Latina.

Nacida en Sullana, en Piura, en 1950, Chalena, como la llamábamos los amigos y discípulos, estudió piano y composición en Trujillo y en Lima, para graduarse posteriormente como musicóloga en la Escuela Nacional de Música del Perú. Realizó estudios en Ciencias Económicas y Sociales en Trujillo y Lima, respectivamente, y un posgrado en etnomusicológica, en Venezuela, bajo la tutela de Isabel Aretz, otra pionera de la etnomusicología en América Latina. En 1979, obtuvo el Premio Musicología de Casa de las Américas, de Cuba, por su trabajo “La práctica musical de la población negra en el Perú. Danza de Negritos de El Carmen”, publicado dos años más tarde por la misma Casa. Clásicos son sus libros ¡Chayraq! Carnaval ayacuchano (1988) y Ranulfo, el hombre (1989) —ambos en autoría con Abilio Vergara—, dedicados a la música de Ayacucho, entonces convulsionado por la violencia política desatada por Sendero Luminoso. En todos esos trabajos — y en los que quedan inéditos—, Chalena se esmeró en brindar un riguroso análisis formal de los lenguajes musicales que estudiaba, mas sin descuidar nunca las coordenadas sociales que los influían.

Fue directora del CEMDUC, Centro de Música y Danza de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y de la Oficina de Investigación de la Escuela Nacional de Folklore José María Arguedas. Desde allí impulsó la publicación de libros y discos de, y sobre, música tradicional y popular peruana. Pero más allá de esos logros laborales, Chalena fue ante todo una persona sensible y solidaria. Dictó talleres de composición a reclusas políticas en el penal Santa Mónica de Chorrillos, trabajó con sindicatos y compuso canciones contra la opresión y la injusticia de los sectores marginales del Perú. No llegó a tener una cátedra; sin embargo, se convirtió pronto en un referente no institucional de los estudios de música peruana y brindó, de manera desinteresada, ayuda a quienes solicitaban sus conocimientos, ya sean noveles colegas —para quienes fue una figura casi maternal— o estudiosos extranjeros. Quienes la conocimos de cerca, le debemos mucho, muchísimo más de lo que podamos deberle alguna vez al estado peruano. La recordaremos no sólo como una maestra sabia —y muchas veces controvertida—, sino también por su enorme calidad humana, por su voluntad inquebrantable de llamar a las cosas por su nombre, duela a quién le duela. Porque Chalena no sólo nos enseñó a profesar amor hacia nuestras tradiciones populares; también nos enseñó a indignarnos y a no callar nuestra rabia frente a la infamia. Solía decir que otros mundos son posibles. Sean los que fueran, para quienes la quisimos, será imposible vivirlos sin perpetuar en ellos su recuerdo.

La página web de Chalena, donde puede escucharse o leerse su producción musical, poética y académica: chalenavasquez.com

Un comentario sobre «La IASPM-AL lamenta profundamente la muerte de la amiga, la maestra, la pionera de la musicología peruana, Chalena Vásquez»

  1. Inmenso legado de Chalena Vásquez. Acabamos de despedirla entre sikuris, cantos y danzas ofrecidos por jóvenes llenos de gratitud. La musicología latinoamérica pierde a una de sus voces más firmes y enteradas, y que supo a la vez dejar un entusiasmo vivo por la investigación en el corazón de centenares de jóvenes que la acompañaron. Hasta siempre, maestra.

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